Las amenazas, intentonas y acciones violentas que fomentan los sectores más atrasados de la burguesía en Venezuela, son manifestaciones elocuentes e irrefutables de la naturaleza criminal de una clase explotadora que ha hecho de la usurpación, el despojo y la opresión de los trabajadores y naciones dependientes su fuente natural de existencia. Esta clase dominante es insaciable padece de una especie de ninfomanía o satiriasis económica, mientras más fortuna atesora, mas riquezas quiere tener, y no puede ser de otro modo, es la expresión visible de la dinámica propia del capital, cuya existencia depende del incremento incesante de su valor, mediante la explotación del trabajo ajeno y la apropiación violenta de las riquezas de las naciones oprimidas.

Por tales razones no debe sorprendernos el comportamiento golpista de la rancia oligarquía venezolana, cuya existencia depende fundamentalmente, de sus nexos con la burguesía transnacional imperialista, hoy hegemonizada por una cúpula terrorista de Estados Unidos, con quien mantiene una relación de dominio, jugando un papel de sometida y lacaya, que le hacen ser un sector apátrida y pitiyanqui, es decir: “la mariposa rudimentaria que vive de los majares que sobran a la mariposa multicolor”, tal como define Mario Briceño Iragorri, a esta clase burguesa de estirpe parasitaria.

Acumulación y dependencia son pues los pilares que sostienen a las clases que históricamente han dominado en la sociedad venezolana, es obvio que toda acción u orden social que atente contra estos pilares, serán violentamente rechazados, enfrentados y destruidos por ellas. Aunque se vistan de seda mona se quedan, o como bien lo dijo el Comandante Chávez: “por más que se tongoneen siempre se les ve el bojote”, su naturaleza es opresora, su vía predilecta para imponerse y mantenerse es la violencia, sus medios la guerra y los golpes de estado, su trampa el discurso demagógico de defensa de la democracia, los derechos humanos, con denuncias acerca del peligro que representan los gobiernos y pueblos patriotas revolucionarios, a quienes satanizan, su fin el control absoluto del poder del Estado su ideal más preciado y por el cual dan la vida, la defensa a ultranza de la sacrosanta propiedad privada capitalista.

Dada la condición de dependientes que se nos impuso desde los tiempos de la conquista y colonización española, se nos obligó a convertirnos en países monoproductores y monoexportadores de materias primas, desde el cacao, pasando por el café hasta el petróleo en la actualidad. Esta condición de dominio propia de la relación colonial y neocolonial, es la razón por la cual nuestra nación se ha estancado en su desarrollo agrícola e industrial debido a la existencia de una clase parasitaria improductiva que vive del comercio de importación, la usura, la especulación bancaria y financiera, todo ello en estrecha alianza con el imperialismo, que de este modo cuenta con un firme aliado interno que le asegura apoderarse de nuestras riquezas naturales. Para el feroz imperio estadounidense, nuestra condición humana, de pueblo y de patria, quedan reducidas a la vulgar expresión de “yacimiento petrolero”, así nos ven, eso es lo que somos para ellos, de allí, que no les importan el deterioro del ambiente ni las muertes, que cuesta el petróleo que aspiran usurpar.

Que puede esperarse entonces de estos sectores nacidos como opresores de las entrañas de la explotación capitalista imperialista, ¿Qué respeten la Constitución y demás leyes que conforman la estructura de nuestro orden jurídico institucional? Lo que está a la vista no necesita anteojo, de 19 procesos eleccionarios la Revolución ha ganado 18, y la oposición representada por Machado, López, Capriles y Ledezma, vociferan que el gobierno es ilegítimo, despótico y dictatorial, por lo que debe irse ya, promoviendo acciones de calles que violentan la norma constitucional que falsamente dicen defender. ¿Qué renuncien a su propio ser convirtiéndose en una oposición seria respetuosa de las leyes y de la reputación de la patria en el escenario internacional? Hemos observado como después de cada triunfo legítimo y transparente en los comicios electorales que se anota el chavismo, inmediatamente responden con guarimbas y atentados contra ciudadanos y bienes públicos, asimismo, son bien notorias sus alianzas con la derecha internacional para difundir mensajes contra la patria, su gobierno y el pueblo revolucionario bolivariano.

Ante esta clara realidad de la lucha de clases que se vive en Venezuela, no queda más que advertir, como lo aconsejaba Mao Tse Tung, que hay que “desechar las ilusiones y prepararse para la lucha”, ya que guerra avisada no mata soldado, Los explotadores oligarcas e imperialista no renuncian a sus privilegios obtenidos mediante la explotación del pueblo oprimido, por eso, no van a descansar e insistirán una y otra vez en el derrocamiento del Gobierno bolivariano y la salida de la presidencia de Nicolás Maduro. Son suficiente los hechos promovidos por esto sectores: Golpe de estado, sabotaje petrolero, guarimbas, destrucción de bienes de la República, asesinatos, contratación de paramilitares colombianos, guerra económica, ofensiva mediática de descrédito y satanización de la Revolución Bolivariana y ahora se devela un plan golpista desde la aviación con la injerencia de Washington.

Esta última maniobra golpista de la ultraderecha venezolana, alimentada desde el extranjero y respaldada por un programa político de restauración de los privilegios de la IV República, es una clara muestra de desconfianza e incredulidad en las vías institucionales. Si estamos a las puertas de un proceso electoral para elegir a la Asamblea Nacional, ¿Por qué esta nueva aventura desestabilizadora?, obviamente que están convencidos que el pueblo los volverá a derrotar en esas elecciones.

Es necesario enfatizar que estos opresores sedientos de riquezas se aprovechan de las dificultades y calamidades por las que atraviesa la Revolución, en su mayoría generadas por ellos, para crear matrices de opinión que justifiquen su conspiración reaccionaria contra el pueblo que ha decidido de modo tajante que quiere vivir en socialismo. Honrar esta voluntad popular es un reto para todos quienes militamos en la Revolución Bolivariana y un deber insoslayable del Partido Socialista Unido de Venezuela, que debe jugar su papel de vanguardia de todo el pueblo convirtiéndose en el más firme factor de unidad, agente de la construcción de la nueva Patria donde se impongan las orientaciones bolivarianas que deciden la suerte de la República democrática, “la voluntad general del pueblo será siempre, para mí, la suprema Ley”, y su certera instrucción para desarrollar la ética revolucionaria “sabiduría y honradez y no dinero es lo que requiere el ejercicio de la función pública”. No hay duda que en la medida que apliquemos consecuentemente este ideal bolivariano, la Patria marchara hacia su grandeza y bienestar, asegurando para su pueblo la suprema felicidad social.

“…se está desarrollando un proceso que ya no le pertenece sólo a Venezuela… este proyecto Bolivariano y revolucionario le pertenece ya a los pueblos que claman por justicia en la América Latina, en Asia, en África, en Europa, en Oceanía… así que… no podemos fallar, no podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer, nosotros vamos a vencer, aquí no hay derrota.”

Hugo Chávez Frías. Discurso en la Asamblea General de Estudiantes Bolivarianos.

Sala Plenaria del Parque Central. Caracas Sábado, 29 de junio de 2002.